«Independientemente de lo que parezca ser el problema, la solución se encuentra siempre en amarse a uno mismo.» ─ Louise Hay.
El amor es la energía que subyace en toda la Creación.
Si fueses tierra, el amor sería el agua...sin su presencia nada podría existir ni crecer en tu vida.
No existe un rincón del universo en el que el amor no esté presente. Mires donde mires, incluso cuando tu mirada se dirige hacia ti y tus juicios te impidan verlo...sólo puedes encontrar amor manifestado.
Para entender mejor esta afirmación, piensa en una lámpara.
La finalidad de todos los elementos que la componen es permitir que la energía circule para que ésta se encienda. La luz que irradia la bombilla es electricidad en acción.
La finalidad de todos los elementos que la componen es permitir que la energía circule para que ésta se encienda. La luz que irradia la bombilla es electricidad en acción.
De la misma forma, el cuerpo y la mente son los vehículos para que tu esencia, el amor, se manifieste en tu existencia en forma de felicidad y plenitud absolutas.
Tu cuerpo sería la lámpara; tu mente, el interruptor.
Cuando eliges juzgar, divides el mundo en dos poderes enfrentados ─bien y mal; correcto o incorrecto...─ y la conexión se rompe.
Y cuando aceptas y das las gracias, reconociendo un único poder ─el amor─, éste comienza de nuevo a fluir y a derramarse en tu vida.
Y cuando aceptas y das las gracias, reconociendo un único poder ─el amor─, éste comienza de nuevo a fluir y a derramarse en tu vida.
Entonces todo a tu alrededor comienza a recobrar su verdor original.
Aunque, ¡ojo!...amar tu esencia no implica engreimiento ni vanidad, sino reconocer que no eres tu cuerpo ni tu mente.
Eres la conciencia, siempre inmaculada y perfecta, que recorre estos vehículos; creada a imagen y semejanza del amor.
Eres la conciencia, siempre inmaculada y perfecta, que recorre estos vehículos; creada a imagen y semejanza del amor.
Por eso, perdónate; acéptate y ámate sin condiciones.
Aunque, entender todos los conceptos anteriores, no significa que los hayas interiorizado.
Es necesario que practiques hasta que estas ideas se transformen en los músculos que muevan tu vida.
Por eso, ¿qué te parece si comparto contigo algunas lecciones que aprendí a lo largo de mi recorrido?
Es necesario que practiques hasta que estas ideas se transformen en los músculos que muevan tu vida.
Por eso, ¿qué te parece si comparto contigo algunas lecciones que aprendí a lo largo de mi recorrido?
Practica, practica y practica...porque el amor sin hechos no es amor.
Y ahora las lecciones...
«Mi verdadera esencia, más allá de mi cuerpo, es el amor. Abro mi corazón a esta verdad. Soy Amor en acción».
Cierra los ojos y respira. Deja de identificarte con tu cuerpo y tus pensamientos.
Abre tu corazón a tu esencia: el amor.
Siente esa fuerza que fluye desde el silencio de la mente y reconoce que eres esa energía encarnándose en ti.
«Me amo y me apruebo. Me acepto total e incondicionalmente; por encima de cualquier juicio de mi mente soy un Ser de Luz».
Tu Yo Superior, es decir, quien realmente eres, vive en un estado de plenitud absoluta. Permanece siempre perfecto e inalterable. Y así seguirá durante toda la eternidad.
No te juzgues. Acepta quien eres y ámate de manera incondicional.
«Me trato con amor, respeto y amabilidad. Mi Ser interno es perfecto. Aprendo de mis errores y me libero de la necesidad de criticarme».
Una cosa es reconocer tus errores y aprender de ellos; otra muy distinta machacarte.
La crítica, tanto con quienes te rodean como contigo misma, es como un vertido tóxico que envenena tu mundo y debilita tu llama.
«Soy una persona valiosa. Tengo mucho que ofrecer. La vida ha bendecido al mundo con mi capacidad única para hacer las cosas».
Está bien que aprecies los dones de otras personas...pero no menosprecies los tuyos.
El Universo te ha elegido para individualizarse en una forma única y diferente al resto.
Acepta con gratitud todo lo que te hace original.
«Desde que nací, tengo el derecho a existir y a ser quien soy. No necesito la aprobación de los demás para ser. Soy un ser único, genuino y original. Me amo».
La opinión de los demás está muy bien para sus propias vidas. En la tuya debes regirte siempre por lo que dicte tu corazón.
Sólo tu alma conoce los planes con los que vino a la existencia. Sigue el camino que ella te marque.
«Mi corazón es mi maestro. Con confianza plena, escucho y sigo su voz. Siempre me guía hacia el camino correcto. Estoy a salvo».
¿Sabrás distinguir entre la voz de tu ego y tus instintos, y la voz de tu corazón?
Te hará falta experiencia aunque, para empezar, un truco: el corazón siempre traerá paz a tu espíritu.
«Enciendo mi fuego interno. Vivo mi vida con pasión y entrega. Me amo profundamente y me doy todo el apoyo que necesito para alcanzar mis sueños».
¿Cuándo vas a empezar a sentir verdadero entusiasmo por ti y por tu vida?
Enamórate de tu esencia, de tu alma.
Y dedica tiempo a diario, como los enamorados, a permanecer junto a ella. Medita.
Y dedica tiempo a diario, como los enamorados, a permanecer junto a ella. Medita.
(Puedes encontrar sugerencias sobre meditación en el post La Gallinita Ciega: 3 Propuestas Que Harán Caer La Venda De Tus Ojos)
Hasta aquí estas 7 lecciones breves, aunque intensas, para aprender a amarte a ti mismo o a ti misma.
Llévalas siempre contigo...hasta que lleguen a formar parte de ti.
Recuerda que, tal y como afirma la cita de Louise Hay al comienzo del post, sin importar cual parezca ser el problema, la solución está siempre en amarse lo suficiente.
Recuerda que, tal y como afirma la cita de Louise Hay al comienzo del post, sin importar cual parezca ser el problema, la solución está siempre en amarse lo suficiente.
Y si, aun así, se te resisten estas afirmaciones...puedes consultar otras fuentes en busca de inspiración, incluidos los diferentes métodos que te propongo en mi libro.
- 29 dic 2015
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