«Cuando un guerrero aprende a detener el diálogo interno, todo es posible; los más rebuscados planes están al alcance de la mano». ─ Carlos Castaneda.
En este post descubrirás los dos interruptores que liberan en tu interior esta admirable fuerza para que, desde ya, empiece a obrar milagros en tu vida.
El poder en ti
Jamás juzgues el potencial de algo por su tamaño.
Te sorprenderá saber que el ser vivo más alto del planeta ─una secuoya roja que sobrepasa en 21 metros a la Estatua de la Libertad─ fue en su origen una semilla tan pequeña como un grano de arroz.
Aunque parezca prodigioso que algo tan minúsculo pueda contener el plan de un árbol tan colosal, esto se debe al funcionamiento de una ley universal que asegura que lo semejante engendra siempre a lo semejante.
Este principio se cumple en cada rincón del universo. Por eso, tú y yo, somos simiente de lo Divino. Cada uno de nosotros es un núcleo sutil y milagroso, plantado en este plano de la existencia, que late en silencio a la espera de ser reconocido, desplegado y expresado en el mundo que le rodea.
Trabajar para transformar tu conciencia en un lugar propicio en el que este Yo interno pueda germinar y expandirse, es lo único que tienes que hacer para que toda la fuerza creativa del universo se mueva a través de ti.
A partir de ahí, todo serán milagros...
Despertar al durmiente
«Como duerme la chispa en el guijarro
y la estatua en el barro,
en ti duerme la Divinidad».
─ Amado Nervo ─
Gran cantidad de artistas, pensadores, inventores e incluso científicos han dejado impresas en sus trabajos las huellas de la relación íntima que han mantenido con este Poder Supremo.
Cuentan que el compositor Gustave Mahler, tras finalizar su octava sinfonía ─una obra maestra de la música clásica que alcanzó a componer en tan sólo dos meses─, confesó: «Vi la pieza entera inmediatamente ante mis ojos y sólo tuve que escribirla como si me fuese dictada».
El escultor renacentista Miguel Ángel aseguraba que fue capaz de reconocer la figura de David dentro de la pieza de mármol a partir de la cual lo esculpió. «Lo único que hice fue quitarle al bloque lo que sobraba», afirmaba.
La historia completa del árbol ─dónde echará raíces y crecerá, la
envergadura que alcanzará, la cantidad de ramas que tendrá y a quiénes dará cobijo─
aguarda a ser contada en el interior de la semilla. Y al mismo tiempo, en un plano
superior de realidad, en el que pasado, presente y futuro se solapan, todo ese
plan ya existe a la espera de ser manifestado.
De igual manera, en las profundidades de tu conciencia, el Espíritu durmiente aguarda a ser despertado para contar su historia a través de ti.
Aunque...hemos de admitir que el árbol lo tiene más fácil que tú y que yo. La semilla no posee una mente que se cuestione si puede o no llegar a tocar el cielo; tan sólo se regocija de haber caído en un lugar fértil y aprovecha todo lo que la tierra le ofrece para estirarse hacia lo alto.
Nosotros, en cambio, dudamos de nuestra capacidad. En lugar de mirar hacia las alturas, nos conformamos con una vida a ras del suelo, prisioneros de nuestros cinco sentidos y de nuestros estrechos sistemas de creencias. Aferrados a la evidencia, confiamos únicamente en lo que se puede ver y tocar.
No sospechamos que más allá del horizonte de lo visible, al otro lado de las fronteras levantadas por nuestros juicios sobre lo que es o no posible, se extiende un reino repleto de posibilidades infinitas en el que la Divinidad espera con impaciencia a que la invitemos a bailar en nuestras vidas.
En palabras de Rumi: «Más allá de las ideas sobre lo que está bien o lo que está mal hay un campo. Allí te encontraré».
En ese espacio invisible, aunque muy real, del que habla el poeta sufí, viven los deseos cumplidos, las dudas resueltas, las hazañas alcanzadas, las obras de arte acabadas y...el plan perfecto de tu alma ya culminado. Todos están a la espera de cobrar vida a través de tu fe y tu voluntad.
La fe conducirá tus pies hasta ese campo, en el que despertarás a tu alma dormida con el beso del silencio y la caricia de la contemplación.
La voluntad mantendrá la resistencia a un lado para permitir que todas esas ideas perfectas aniden en ti y vuelen libres de obstáculos hasta el plano de la acción.
Éste es el Poder que habita en ti...
Abandonar la resistencia
«No empujes el río, porque fluye solo». ─ Barry Stevens.
El río avanza siempre que no se tropieza con nada que lo frene en su camino. El Poder actúa cuando no interfieres en sus planes. Así de simple es el secreto para que el universo trabaje siempre a tu favor: que tú no trabajes en contra de la corriente.
La mente racional es el principal obstáculo.
Desconfiada de todo lo que no puede comprobar de forma tangible, se aferra a lo seguro y no termina de saltar al vacío si no es capaz ver la red.
Por el contrario, como nos recuerda la escritora Julia Cameron en su libro El camino del artista, la lógica oculta del universo nos susurra: «lánzate y la red aparecerá».
Para que el Poder nos atraviese y se deslice hasta nuestra experiencia, es necesario fijar la vista más allá del horizonte, en ese campo sembrado de sueños cumplidos que te describí en los párrafos anteriores, y realizar un esfuerzo voluntario por desterrar cualquier duda de nuestras conciencias.
Dudamos cada vez que tratamos de delinear con la mente cuáles deben ser las soluciones a nuestros problemas; o cuando buscamos repetidamente indicios visibles de que nuestros asuntos se dirigen en la dirección correcta.
Debemos sustituir todas esas dudas con certeza:
Todo lo tengo
porque Tú estás en mí.
Estoy a salvo
porque Tú estás en mí.
Nada me aflige
porque Tú estás en mí.
De nada dudo,
porque Tú estás en mí.
A cada instante
Tú obras maravillas en mí.
Soy tu templo;
Tú vives en mí.
Cuando en mi vida me enfrento con una dificultad o me tropiezo con alguna desarmonía, casi de forma inmediata, me recuerdo a mí mismo que no son más que sombras, y que algo debo estar haciendo para bloquear la Luz que brilla en mi interior.
En vez de luchar contracorriente, me confío a estas palabras para espantar los nubarrones. En poco tiempo, todo se torna soleado de nuevo. Las personas que me pueden ayudar, llegan; el dinero que pueda necesitar, aparece; las palabras que disipan mis dudas, vienen a mí; los que creía enemigos se marchan o se resuelven nuestras diferencias; y un sinfín de milagros ocurren.
Tú también puedes hacerlo.
El Poder está en ti...
- 18 ago 2016
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